DONES DEL ESPIRITU SANTO
DONES DEL ESPÍRITU SANTO (No.1830 del Catecismo)
La vida moral de los cristianos esta sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo.
Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes las reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.
Sabiduría
Es el más perfecto de todos los Dones. El nos hace preferir los bienes celestiales a los terrenales y que encontremos así nuestras delicias en las cosas de Dios.
Inteligencia
Nos hace comprender mejor las verdades de la Religión.
Consejo
Nos da a conocer con toda prontitud y seguridad, lo que conviene para nuestra salvación y la del prójimo.
Fortaleza
Nos da la energía que necesitamos para resistir a los obstáculos que se oponen a nuestra santificación –para resistir las tentaciones y no caer en pecado- para despreciar el respeto humano- para perseverar durante toda la vida en el cumplimiento del deber, en la vida cristiana.
Ciencia
No se trata de la ciencia del mundo, sino de la ciencia de Dios, nos da a conocer el camino que debemos llegar para llegar al cielo. Este don nos hace ver todas las cosas en Dios, como creaturas suyas, como manifestaciones de su Poder, Sabiduría y Bondad infinita.
Piedad
Despierta un afecto filial hacia Dios a quien podemos dirigirnos con toda confianza y una tierna devoción y prontitud para cumplir con nuestros deberes religiosos.
Temor de Dios
Inclina nuestra voluntad a un respeto filial hacia El; nos aleja del pecado porque le desagrada y nos hace esperar en su poderoso auxilio. Para entenderse bien, este Don nada tiene de común con el temor al castigo de Dios por nuestros pecados, el temor a las penas de esta vida, a las del Purgatorio y del Infierno. Nos es el temor del esclavo que sirve al amo porque no lo cartigue, sino el temor del buen hijo que teme disgustar al mejor de los padres.
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